Aunque no está clínicamente denominado como un síndrome, fue el psicólogo estadounidense R. Glover quien acudió al termino «nice guy syndrome» por primera vez. Glover se dio cuenta que muchos hombres que acudían a su consulta presentaban los mismos síntomas y comportamientos y decidió llamarle el «síndrome» por nombrar y hacer referencia a un grupo de hombres con comportamientos similares.
Para mí, más que un síndrome es un modo de comportarse y estar en el mundo, es un aspecto de tu personalidad. Es un constructo que has tenido que crear para sobrevivir y adaptarte a tu familia y a tu entorno. Siendo un «niño bueno» y comportándote como se esperaba de ti fue la manera que encontraste para recibir cariño, amor, validez, seguridad y pertenencia. Si bien esto ha sido una maravillosa creación de tu Esencia y te ha servido de mucho en su momento, ahora puede convertirse en un problema.
El problema es que un chico bueno pone las necesidades de los demás por encima de las propias y se olvida de si mismo. Hace lo correcto antes de lo que le pide el corazón. Esto genera mucha frustración, indignación y resentimiento por tener que ser lo que otros esperan de mi y mucha impotencia y dolor por no poder SER.
Un hombre atrapado en el síndrome del chico bueno no puede verse a si mismo (ni sentirse) como un hombre poderoso, fuerte, valioso y merecedor de ser amado y respetado tal como es. Por eso necesita de aprobación y validación externa que constantemente le afirme que es valioso y digno de ser amado. Esto lo hace ser extremadamente dependiente aunque en la superficie pueda parecer como una persona independiente, autosuficiente y libre.
La dependencia y el apego a sus vínculos hacen que las relaciones intimas sean causa de mucho sufrimiento e insatisfacción. Este es uno de los principales motivos que impulsan a un chico bueno al despertar y abrirse a un camino de cambio, sanación y transformación.
Si bien las relaciones Intimas para el chico bueno suelen ser una fuente de seguridad y le dan un sentido a su vida, al mismo tiempo suelen ser la fuente de su sufrimiento.
Debido a su dependencia, va hacer lo posible para que no lo rechacen y abandonen. Para ello, se va a esforzar en satisfacer las necesidades de la otra persona (pareja, mama, papa, etc.) y va hacer lo posible para evitar todo aquello que pueda causar un problema o descontento y que el vínculo se vea comprometido. Esto lo lleva a tener que esconder sus necesidades, impulsos, espontaneidad y apagar su propio brillo para mantener la seguridad que le ofrece el vínculo tal como lo conoce. Se vuelve un camaleón, esconde su autenticidad y crea desconfianza en las personas que tiene a su alrededor. No es de extrañar que su pareja se aleje de el, la «chispa» se apague o incluso lo terminen dejando.
La mayoría de los hombres atrapados en el chico bueno, tienen dificultades para crear relaciones íntimas verdaderamente satisfactorias. El principal motivo de esto es porque su foco esta puesta en la otra persona. Su bienestar depende de el/ella/otros y no de el mismo.
En la fase mas inmadura del chico bueno, la tendencia es «tirar balones fuera» y creer que el problema lo tienen los otros y no reconoce que hay algo que revisar en su interior. «Yo hago las cosas bien, soy generoso, atento, considerado, correcto, maduro y no suelo ocasionar problemas». «Son los otros que no me ven, que no valoran ni reconocen lo buen hombre que soy y lo mucho que valgo la pena». «Ellos/ella deberían cambiar y solucionar sus problemas, quizás así algún día se den cuenta de lo mucho que valgo. «Que injusta que es la vida, con todo lo que doy no recibo lo que debería».
Si esto te es familiar, decirte que no hay nada de malo ni vergonzoso con esta tendencia de «tirar balones fuera», de hecho es algo muy humano y tiene un propósito. Es un mecanismo de defensa. Ponemos el foco en la otra persona para protegernos y evitar contactar con el enorme dolor que llevamos en lo profundo de nuestro corazón. Este dolor esta cargado con sentimientos de abandono, vergüenza, culpa, miedo, tristeza, soledad y vacío que aún arrastramos de nuestra infancia e incluso de nuestros ancestros.
Para que un chico bueno logre tener relaciones realmente enriquecedoras y plenas es de vital importancia que lleve el foco hacia adentro de si mismo. Este es el mayor desafío ya que tendrá que abrirse a la vulnerabilidad, sentir sus emociones e inevitablemente contactar con su dolor.
Este es el gran viaje del héroe. Un camino de transformación que lo lleva a trasformar su vida y sus relaciones por completo desde dentro hacia fuera.
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